14 junio, 2010

Los países y la reafirmación de la identidad futbolera

El primer fin de semana de Sudáfrica 2010 nos sirvió para inundarnos de fútbol y de la realidad de los partidos mundialistas: salvo excepciones, en la mayoría de los casos los partidos fueron chatos, aburridos, gobernados por estilos conservadores. Entonces, las jugadas de pelota parada y los errores tuvieron más importancia a la hora de definir ganadores y perdedores.

En el partido de México, muchos esperaban la alegría azteca, que se silenció ante un tremendo gol sudafricano, luego de tres toques en velocidad, y casi se convierte en tristeza con un tiro que el palo devolvió en los minutos finales. El local no lució tan descompensado como suelen ser las selecciones africanas, pero su rival tampoco lo exigió a fondo porque no contó con profundidad.

Uruguay, Francia, Argentina, Inglaterra y Alemania jugaron con sus tradiciones a cuestas.

La garra charrúa que apuesta a la solidez defensiva, alguna que otra patada para marcar diferencias y tobillos, y la búsqueda del contragolpe. Forlán lo tuvo y salió al lado del palo. La defensa fuerte y difícil de vulnerar.

Francia como si jugara a media máquina. Atentos, con ese ritmo poco vistoso en cualquier momento la embocan y jugando mal pueden llegar lejos.

Argentina y lo de casi siempre. Sufriendo todo el partido. Con goleadores que no la meten y un defensor salvador. Con la ilusión intacta aunque cautelosa, impulsada por el estilo sudamericano de amagues y quiebres de cintura. De esos que definen partidos o te dejan como campeones morales. Una defensa con varias puertas abiertas. Y el color en las tribunas, que hubiera existido aún sin barras bravas. Una selección que despierta respeto y recelo. Ahora que jugó medianamente bien, los hinchas de otros países le apuntan al traje de Maradona. Eso es una buena señal.

Inglaterra y Alemania juegan y jugarán siempre igual aunque cambien los técnicos y pasen los años.

Los ingleses con vértigo, velocidad y cabezazos. No se confundan con el error del arquero. Fue en un partido que no definía nada. Si hubiera sido en octavos de final o más adelante, lo colgaban en Trafalgar Square. Así quizá hasta sale fortalecido. Mientras seguirán tirando centros y Rooney la empezará a meter.

Estados Unidos no lució mal. El contragolpe del segundo tiempo a toda velocidad que terminó en el palo tras otro momento de guantes escurridizos de Green demostró que los gringos están para dar batalla, aunque en su país ni sepan que se juega el mundial.

Alemania deslumbró con la precisión, la velocidad y la contundencia. Creo que fue el único de todos los que jugaron que no rifó ninguna pelota en mitad de cancha, ni perdieron posesiones por errores infantiles. Varios cambios de frente de treinta o cuarenta metros con una eficacia increíble. Jugando de memoria. Una pena que no lo dejé por escrito semanas atrás, porque ahora parecería algo cantado: quizá jueguen mejor sin Ballack. La superestrella servía de peaje en cada jugada. Parecía que si él no tocaba la pelota el ataque no era válido. Ahora el equipo tiene más vértigo sin su presencia. Veremos si lo mantienen frente a rivales de mayor jerarquía.

Hay países que juegan y jugarán siempre igual, sin importar que los actores cambien. Brasil, Alemania e Italia.

Esto no es casual.

En 18 ocasiones se jugó el mundial hasta el momento. Brasil fue finalista siete veces y es pentacampeón. Alemania llegó a la final siete veces y la ganó en 3 ocasiones. Italia llegó a seis finales y ganó cuatro.

Estos datos no pretenden incluir la estadística en el análisis del fútbol porque sería ridículo. Solamente muestran, desde mi punto de vista, que hay constancia a través del tiempo entre los que tienen una identifidad futbolística clara y la mantienen a pesar que cambien jugadores y técnicos.

Y cierro con otro dato curioso: solamente hubo dos finales en las que no estuvieron algunos de estos tres países. La primera, en 1930 (Uruguay 4, Argentina 2); la segunda en el 78 (Argentina 3, Holanda 1). En el 78 el partido por el tercer puesto fue Brasil e Italia, y sabemos que si Argentina no le hubiera ganado por goleada a Perú, Brasil hubiera jugado la final en el Monumental de Nuñez.

El cuarto país con mayor número de finales jugadas es Argentina, con 4. Dos ganadas y necesitamos una tercera estrella, que esperamos que llegue en este siglo.

Uruguay, Hungría (!), Holanda y Francia jugaron dos finales cada uno. La celeste ganó las dos que jugó. Con Inglaterra comparten el privilegio de no haber perdido jamás una final de la copa del mundo (Inglaterra ganó en su suelo la única que disputó).

Hasta ahora no se vio nada nuevo. La identidad futbolera se corroboró en los primeros juegos. Todavía no saltaron los tanos ni los brasileros a la cancha. Entre los dos tienen la mitad de las copas en sus vitrinas. No esperen juegos deslumbrantes de su parte esta semana, generalmente cuando fueron campeones jugaron "de menor a mayor", es decir que empezaron con dudas y se fueron con la alegría.

1 comentario:

  1. Acabo de ver Italia y Paraguay y cumple exactamente todo lo que escribiste Dario... Paraguay asustó, Italia reaccionó, jugó como siempre y llegamos a un aburrido empate!!

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