Dar vuelta un partido es una sensación espectacular.
Y si sirve para da la vuelta olímpica, festejando el campeonato, origina una alegría infinita.
Hace poquito vi cómo el equipo supuestamente más débil, de visitante en tierras de otros idiomas, le daba la vuelta una final al candidato a campeón.
Hubo muchos festejos solidarios.
Puños arriba, apuntando al cielo.
El fútbol es así, suele decirse: a los partidos hay que ganarlos en la cancha.
Quizá la característica más hermosa de este deporte es que siempre hay una posibilidad de dar el “batacazo”, lograr el resultado que nadie esperaba.
Por eso, les recomiendo, no se anden con vueltas con este tema: nunca festejen antes de ganar.
19 julio, 2009
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